Abuela Kueka ya está en su patria

La Abuela Kueka, una roca de jaspe de gran significado para la comunidad indígena pemona, pisó este jueves 16 de abril tierra venezolana, gracias a los esfuerzos del Gobierno Bolivariano y de los pueblos originarios.

La también conocida como piedra Kueka llegó al país a través del muelle de Bolipuertos, en Guanta, estado Anzoátegui, desde donde será trasladada a su lugar de destino definitivo en el estado Bolívar.

Fue recibida a su llegada por el ministro del Poder Popular para la Cultura, Ernesto Villegas, representantes de los pueblos originarios e integrantes de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB).

El pasado 20 de enero, la roca de jaspe que pesa alrededor de unas 30 toneladas, fue removida del Parque Metropolitano Tiergarten, en Alemania, para ser repatriada a Venezuela, luego que en 1998, bajo el gobierno de Rafael Caldera, la piedra fuera entregada –bajo un proceso irregular– como “donación” al artista plástico Wolfgang von Schwarzenfeld, y trasladada a Berlín.

En el proceso no se respetó la regulación sobre el Parque Nacional Canaima como Área Bajo Régimen de Administración Especial. Tampoco fue considerada la opinión del pueblo pemón al respecto. La pieza salió en una embarcación el último día del año 1998. Pocas semanas después fue juramentado el Comandante Hugo Chávez como Presidente de la República, elevando, al más alto nivel, la repatriación de la Abuela Kueka, refirió la Cancillería venezolana en una nota publicada en 2018.

Las gestiones del gobierno nacional iniciaron en el año 2000, asumiéndose la repatriación de la Abuela Kueka como una deuda histórica con los pueblos y comunidades indígenas.

El proceso se aceleró en el año 2010, cuando la Cancillería se enfocó en dar curso a la petición emanada por el pueblo originario.

La repatriación de la Abuela Kueka, 22 años después, es producto de un acuerdo amistoso con el gobierno alemán, la constancia del pueblo pemón y el esfuerzo del Gobierno Bolivariano del presidente Nicolás Maduro, señaló el canciller Jorge Arreaza, en enero de este año, cuando la roca de jaspe emprendió camino a suelo venezolano, destacó la nota.

El punto de inicio del retorno de la piedra sagrada fue marcado en mayo de 2018, cuando representantes de la comunidad indígena asentada en Santa Cruz de Mapaurí, realizó una ceremonia de sanación a Kueka en Alemania.

Los representantes de la comunidad indígena han agradecido en múltiples ocasiones al gobierno venezolano y sus instituciones, por los esfuerzos desplegados desde el mandato del Presidente Hugo Chávez, y más recientemente del presidente Nicolás Maduro, para lograr el retorno de la piedra.

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Su retorno dará equilibrio

De acuerdo a voceros del pueblo indígena, la sustracción de esta pieza ha causado desequilibrio en la naturaleza y señalan que diversos eventos desafortunados para su comunidad, Venezuela y el mundo, se deben a su remoción.

Tras la salida de Kueka por el puerto de La Guaira, el pueblo costero sufrió las consecuencias de un gran deslave, en el que “hubo una gran cantidad de pérdidas humanas. Eso fue reflejo del llanto de nuestra abuela Kueka”, el agua fue el primer elemento que se manifestó, explicó la vocera de Mapaurí, Alejandra Loyola.

El segundo elemento a manifestarse fue el fuego, “visto en las grandes llamas que han consumido bosques del mundo”. “Es una de las revelaciones que han tenido los abuelos, donde murieron cantidades de animales y parte de la madre naturaleza”, añadió Loyola durante una conversación sostenida con Diario VEA, cuando inició el proceso de traslado.

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Kueka, una historia de amor

En dicha oportunidad, los voceros del consejo de ancianos, la capitanía de los pemones, y el pueblo en general, manifestaron que la abuela Kueka es más que una piedra sagrada. La abuela, esposa del Gran Kueka, es la madre de toda la abundancia, de las siembras, las aves, las casas que dan albergue al pueblo y de las riquezas que reposan en la Gran Sabana.

La historia de los abuelos evoca al amor. De acuerdo a la leyenda, las comunidades indígenas pemona y macuxi, fueron enemigas durante mucho tiempo, y sus pueblos se mantenían separados por el Dios Makunaima, hasta que el joven pemón Taure Pam, desposó a la joven más bella de la comunidad macuxi, irrespetando las normas establecidas.

Los jóvenes enamorados huyeron luego de casarse y Makunaima fue tras ellos, y al encontrarlos sopló al viento una maldición que los convirtió en piedra, para que vivieran eternamente juntos, reseñó el Ministerio para Relaciones Exteriores, en su página web.

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