Alberto Vargas
@albertovargas30
El bajo nivel de los debates electorales que se ha vivido y la forma en que se ha desarrollado la campaña electoral en EEUU, revelan que ni los miles de millones de dólares gastados en ella podrán “comprar” mejores políticos.
La política es un arte y también una ciencia. Desde los lejanos tiempos de Sócrates, Platón y Aristóteles hasta nuestros días, el ser humano ha sido un ser político.
Su inteligencia, la virtud de la palabra y su necesidad de convivencia, le han llevado a organizar y gobernar la vida, la familia, el Estado, la sociedad. Grandes políticos y estadistas ha tenido en su historia la humanidad, de uno y otro lado del espectro ideológico.
Pero el creciente imperio de la violencia sobre la negociación, del dinero sobre las virtudes, de la imagen sobre el pensamiento, ha ido banalizando cada vez más la política y convirtiéndola en ejercicio de mediocres.
El poder avasallador del capital y la putrefacción social que conlleva, la sublimación del mercado en todas las esferas de la vida, conducen con fuerza a la mercantilización de la política.
El poder económico ya no quiere actuar como poder tras bambalinas, quiere mostrarse con fruición como el poder real que siempre ha sido. Magnates locales o transnacionales han tomado por asalto la política y los regímenes, prostituyendo a grados mayores su ejercicio.
Los puestos presidenciales se han convertido, en unas cuantas naciones de este mundo, en meros espacios para intentar manejar países como empresas.
Macri en Argentina, Piñera en Chile, Martinelli en Panamá, Poroshenko en Ucrania, Trump en EEUU, Duque en Colombia, son ejemplos claros de esta tendencia peligrosa del ejercicio de la política.
Y no son los únicos. La ética se ha ido a bolina; la prudencia es casi un sacrilegio; el entendimiento un modo en desuso; el interés común, una herejía. Crecen el fascismo, los odios, la intolerancia, los fanatismos, en la misma medida en que la política se ejerce en beneficio de unos pocos.
La hipérbole de la procacidad política la hemos visto en los cuatro años de mandato de Trump.