Roy Daza     

@roydaza

Con cierto desdén y una apreciable dosis de sorna, hay algunos que para justificar su veloz carrera hacia la derecha neoliberal, difunden la manida frase: “Es que la izquierda no se une”. Otros, los más pusilánimes, dicen: “Es que ‘esa’ izquierda…”, y los puntos suspensivos no son casuales; denotan una especie de arrepentimiento por alguna vez haber pisado los territorios escabrosos de la lucha revolucionaria.

Pero llegó el Comandante Chávez y mandó a parar, encabezó la más grande epopeya militar revolucionaria del siglo XX venezolano, y canalizó con su imbatible liderazgo las energías de la rebelión popular, presentando una política, una estrategia y una táctica. Sí, porque las revoluciones no surgen de la nada. Y se atrevió a lo que casi nadie se atrevía: Se fue a La Habana y lanzó uno de sus memorables discursos al lado de Fidel Castro. ¿Y de qué hablaron? De Simón Bolívar.

Ese día se estremecieron las pampas, la cordillera de los Andes y el mar Caribe. Había comenzado una revolución.

Un poco antes, Fidel y Lula convocaron a todas las tendencias de la izquierda latinoamericana, y el 4 de julio de 1990 nació el Foro de Sao Paulo, que tres décadas después congrega a los partidos de la izquierda y a los movimientos sociales, que enfrentan al más peligroso enemigo de la humanidad: Al imperialismo norteamericano.

Cuando se anunciaba el fin de la historia, ante el descalabro de la Unión Soviética, Fidel denunció que el neoliberalismo es el saqueo de las naciones; y en uno de sus más intrépidos desafíos afirmó que si Cuba tenía que quedarse sola levantando las banderas del socialismo, se quedaría sola. Pero no se quedaron solos los revolucionarios cubanos, los pueblos del mundo los estaban escuchando.

Y en 1993, Fidel dijo que el Foro de Sao Paulo habría de convertirse en un espacio político antiimperialista, en el cual a nadie se le exigía que asumiera la estrategia socialista, pero que tampoco a nadie se le podía pedir que dejara de luchar por el socialismo.

Ahora mismo, a los 30 años de su fundación, el Foro de Sao Paulo es atacado de la manera más virulenta por la derecha neoliberal, porque defiende los derechos de los pueblos, la soberanía de las naciones, la igualdad social, la democracia participativa, el derecho a vivir en paz, y porque expresa la unidad de los pueblos que luchan por su liberación.

¡Viva el Foro de Sao Paulo!